Apio

La planta de 30 cm, tallo alargado, grueso y hueco, con forma de pencas. Con abundantes hojas de color verde intenso y muy aromático. Lo que lo convierte en un excelente ingrediente de ensaladas y sopas.
Es originario del extremo Oriente y Europa. Se puede encontrar todo el año aunque los mejores ejemplares se encuentran en otoño e invierno.

Se ha utilizado desde tiempos históricos tanto en la cocina como en los boticarios. Además de su crujiente textura y sabor, es una verdura “equilibrante” si se combina con otros vegetales como la zanahoria y el tomate. 

Los aceites que contiene tienen un efecto dilatador en los vasos renales, efectuando una función diurética. Tiene propiedades para combatir cálculos renales y de vesícula, ayudando a eliminarlos de forma natural, es además muy eficaz en trastornos de origen hepático.
Consumido regularmente, ejerce importantes beneficios en los niveles de colesterol en sangre, eliminando el ácido úrico, combate la hipertención y previene problemas cardíacos.
Mejora la memoria y en uso externo suele comportarse como un cicatrizante.
Posee propiedades antioxidantes, antiinflamatoria, inmune, estimulante orgánico, esto sumado al silicio, ayudan en la renovación y producción del tejido conjuntivo y articular, logrando un marcado alivio en inflamaciones producidas por artritis, reuma y gota.
Es un excelente regulador del tránsito intestinal, en casos de estreñimiento crónicos, actúa activando los movimientos naturales del intestino, evitando gases, cólicos y fermentación.
En procesos gripales y bronquiales ayuda eliminando catarros y flemas, ejerciendo una acción expectorante y antibacteriana.
Actúa como un eficaz tranquilizante y sedante, su efecto relajante alivia notablemente dolores por contracturas, calambres y cefaleas tensionales.
Es un vegetal muy nutritivo, en él se encuentran vitaminas, del grupo  A, B, C y E, también contiene fósforo, hierro, azufre, potasio, cobre, manganeso, zinc y aluminio.

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