Planta de la familia de las arecáceas (palmeras), de hasta 20 m de alto, nativa de las regiones tropicales y subtropicales de América. Su textura es harinosa y su sabor agradable. La semilla puede romperse para obtener una pequeña almendra con un sabor muy parecido al coco.
Se aprovecha su fruto, una drupa (fruto mitad carnoso mitad leñoso) de gran valor alimentario, su madera y el cogollo tierno, que se cosecha para extraer palmito. En Colombia, en la inmensa mayoría del país se le llama chontaduro.
El fruto puede comerse fresco o cocinarse en agua con sal 30 a 60 minutos. Puede procesarse para obtener harina y utilizarse en diferentes proporciones en panadería, pastelería y fabricación de fideos, compotas y jaleas. Más de 40 recetas para su preparación y consumo han sido recopiladas.
Es un componente esencial en la cultura de la región pacífica Colombiana, pero más allá de eso tiene enormes bondades: aporte de proteínas, aceites, vitaminas liposolubles y minerales. Es probablemente el alimento más balanceado del trópico.
No se le ha dado la suficiente importancia científica y este fruto posee un elevado valor nutricional, tanto que los análisis que se han realizado revelan que goza de una composición de aminoácidos esenciales que lo equipara al huevo y a otros alimentos completos.
El contenido graso (constituida por aceites no saturados) hace de este una fuente importante de ácidos grasos tipo omega 3 y 6, necesarios para la nutrición, crecimiento y desarrollo hormonal, además de ser beneficioso contra el colesterol.
Los estudios revelan también que el chontaduro es rico en minerales como zinc, calcio, cobre, una alta concentración de betacaroteno (precursor de la vitamina A, un poderoso antioxidante), hierro, vitaminas B y C y fósforo. Tiene propiedades terapéuticas contra los síntomas de la anemia y la anorexia, contra la falta de apetito y de vitalidad en el pelo.
